“¿Qué vamos a hacer? Correr, tratar de cruzar la pista y alcanzar las escaleras del acantilado antes de que el agua nos alcance”, dice Emiliano Cantoral, quien desde hace 25 años vende golosinas en la playa Makaha, en Miraflores.
Los surfistas de la asociación Hermanos del Mar coinciden con él en manifestar que no han recibido comunicación de la municipalidad ni de Defensa Civil sobre qué hacer si un tsunami golpeara la Costa Verde. Restaurantes como La Rosa Náutica tienen un plan de seguridad, pero los residentes y comerciantes de las costas de Barranco y Chorrillos dicen que solo atinarían a huir.
“Estamos en coordinación con la Dirección General de Capitanías y Guardacostas del Perú (Dicapi). Serenazgo ha venido a conversar con nosotros, pero somos pescadores y conocemos el mar. El sábado aseguramos nuestras embarcaciones porque las aguas se retiraron mucho”, relató Humberto Balandra, subsecretario de la Asociación de Pescadores Artesanales de Chorrillos.
El presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Ronald Woodman, dijo que el país no estaba preparado para afrontar un tsunami, pues nuestro mecanismo de alarma depende de la red telefónica, la cual colapsó cuando ocurrió el terremoto en Pisco.
Según su recomendación, se debe contar con una red de alerta satelital que conecte en forma automática a las autoridades involucradas. La decisión es del Ministerio de Economía. Lamentablemente, el sector no respondió a El Comercio, hasta el cierre de edición, por qué no ha desembolsado los S/.3 millones necesarios para la alerta satelital. Por la noche, Woodman confirmó que se había reunido con personal del MEF para tratar el pedido, pero hace dos años que no sale el cheque.
Ayer, el primer ministro Javier Velásquez Quesquén manifestó que la adquisición estaba en camino. “La compra se hará realidad en los próximos días, no se puede decir que estemos desprovistos”, argumentó.
RED EN PROBLEMAS
Según César Jiménez, científico de la Oficina de Alerta de Tsunamis de la Marina de Guerra, tras un fuerte sismo, el IGP y su par estadounidense les envían los datos para que se evalúe la alerta de tsunami. Dicha oficina comunica la alarma a Defensa Civil, esta la transmite a las regiones y de allí a las municipalidades, que deben evacuar a los vecinos. Pero en esta red hay problemas.
“Algunos sismógrafos dependen del teléfono. Tenemos un teléfono satelital y una línea que no depende de la red telefónica; es segura, pero no todas las autoridades cuentan con ella, por eso la comunicación no llegaría”, dice.
Norma Yarrow, de la Municipalidad de Lima, confirmó que a lo largo de la Costa Verde no hay un sistema de alerta, pues consideran que la altura del acantilado, de 200 metros, ya es de por sí una protección para los vecinos.
El Callao, en tanto, cuenta con una red de aviso: bocinas colocadas en siete torres, suficientes para llegar a los vecinos de La Punta. “Ellos están preparados y conocen las zonas de refugio, pero unificar la alarma sería mejor”, sostuvo David Llanos, gerente regional de Defensa Civil.
MÁS DATOS
1 Según Arístides Mussio, de Defensa Civil, si un terremoto es lejano, el IGP tarda entre 15 y 20 minutos en definir el epicentro, lapso en que el tsunami avanza; por eso se necesita “tecnología autoalimentada” para reenviar los datos.
2 Cuando el terremoto se siente en la costa la evacuación debe ser inmediata.
Los surfistas de la asociación Hermanos del Mar coinciden con él en manifestar que no han recibido comunicación de la municipalidad ni de Defensa Civil sobre qué hacer si un tsunami golpeara la Costa Verde. Restaurantes como La Rosa Náutica tienen un plan de seguridad, pero los residentes y comerciantes de las costas de Barranco y Chorrillos dicen que solo atinarían a huir.
“Estamos en coordinación con la Dirección General de Capitanías y Guardacostas del Perú (Dicapi). Serenazgo ha venido a conversar con nosotros, pero somos pescadores y conocemos el mar. El sábado aseguramos nuestras embarcaciones porque las aguas se retiraron mucho”, relató Humberto Balandra, subsecretario de la Asociación de Pescadores Artesanales de Chorrillos.
El presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Ronald Woodman, dijo que el país no estaba preparado para afrontar un tsunami, pues nuestro mecanismo de alarma depende de la red telefónica, la cual colapsó cuando ocurrió el terremoto en Pisco.
Según su recomendación, se debe contar con una red de alerta satelital que conecte en forma automática a las autoridades involucradas. La decisión es del Ministerio de Economía. Lamentablemente, el sector no respondió a El Comercio, hasta el cierre de edición, por qué no ha desembolsado los S/.3 millones necesarios para la alerta satelital. Por la noche, Woodman confirmó que se había reunido con personal del MEF para tratar el pedido, pero hace dos años que no sale el cheque.
Ayer, el primer ministro Javier Velásquez Quesquén manifestó que la adquisición estaba en camino. “La compra se hará realidad en los próximos días, no se puede decir que estemos desprovistos”, argumentó.
RED EN PROBLEMAS
Según César Jiménez, científico de la Oficina de Alerta de Tsunamis de la Marina de Guerra, tras un fuerte sismo, el IGP y su par estadounidense les envían los datos para que se evalúe la alerta de tsunami. Dicha oficina comunica la alarma a Defensa Civil, esta la transmite a las regiones y de allí a las municipalidades, que deben evacuar a los vecinos. Pero en esta red hay problemas.
“Algunos sismógrafos dependen del teléfono. Tenemos un teléfono satelital y una línea que no depende de la red telefónica; es segura, pero no todas las autoridades cuentan con ella, por eso la comunicación no llegaría”, dice.
Norma Yarrow, de la Municipalidad de Lima, confirmó que a lo largo de la Costa Verde no hay un sistema de alerta, pues consideran que la altura del acantilado, de 200 metros, ya es de por sí una protección para los vecinos.
El Callao, en tanto, cuenta con una red de aviso: bocinas colocadas en siete torres, suficientes para llegar a los vecinos de La Punta. “Ellos están preparados y conocen las zonas de refugio, pero unificar la alarma sería mejor”, sostuvo David Llanos, gerente regional de Defensa Civil.
MÁS DATOS
1 Según Arístides Mussio, de Defensa Civil, si un terremoto es lejano, el IGP tarda entre 15 y 20 minutos en definir el epicentro, lapso en que el tsunami avanza; por eso se necesita “tecnología autoalimentada” para reenviar los datos.
2 Cuando el terremoto se siente en la costa la evacuación debe ser inmediata.
(El Comercio)
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