Para la mayoría de los países de América Latina, donde el acceso a lo servicios básicos como agua potable y desagüe es insuficiente, el cambio climático cobrará mayor impacto en grupos vulnerables. Los pobres y en especial la mujer, es considerada la más vulnerable a este fenómeno global.
En las zonas más deprimidas de los países de la región, la mujer es la responsable de suministrar agua para el hogar y las actividades de sus familias y comunidades. Pasan largas horas de cada día acarreando agua, deben dosificar el consumo y pagar altos costos por cilindros de agua que en la mayoría de casos es de mala calidad. Las mujeres pobres y trabajadoras en ocasiones se han visto obligadas a elegir entre pagar por agua o alimentar a sus hijos.
Además, las mujeres son responsables de entre el 60 y el 80 por ciento de la producción de alimentos en los países en desarrollo, una producción que está siendo severamente afectada por el cambio climático global.
La Declaración de Dublín de 1992 sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible, incluye a la mujer en uno de sus cuatro principios: “La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua”.
Por todo esto, las decisiones estratégicas sobre cambio climático deben llevarse a cabo considerando que sus consecuencias se han transformado en una carga adicional para la mujer y que intensifican la desigualdad entre géneros.
Según cifras de Naciones Unidas, las mujeres y las niñas emplean más de 8 horas diarias recorriendo entre 10 y 15 kilómetros para recoger agua. En cada trayecto estas mujeres y niñas transportan entre 20 y 15 litros de agua.
Al celebrarse hoy el Día Internacional de la Mujer, que justamente apunta a resolver la falta de derechos de las mujeres, es preciso señalar que los daños ambientales pueden acrecentar esta inequidad y que se necesitan compromisos políticos para evitar que más mujeres sigan destinadas a ser las más vulnerables por el Cambio Climático.
Con información de FENTAP/ECODES
En las zonas más deprimidas de los países de la región, la mujer es la responsable de suministrar agua para el hogar y las actividades de sus familias y comunidades. Pasan largas horas de cada día acarreando agua, deben dosificar el consumo y pagar altos costos por cilindros de agua que en la mayoría de casos es de mala calidad. Las mujeres pobres y trabajadoras en ocasiones se han visto obligadas a elegir entre pagar por agua o alimentar a sus hijos.
Además, las mujeres son responsables de entre el 60 y el 80 por ciento de la producción de alimentos en los países en desarrollo, una producción que está siendo severamente afectada por el cambio climático global.
La Declaración de Dublín de 1992 sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible, incluye a la mujer en uno de sus cuatro principios: “La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua”.
Por todo esto, las decisiones estratégicas sobre cambio climático deben llevarse a cabo considerando que sus consecuencias se han transformado en una carga adicional para la mujer y que intensifican la desigualdad entre géneros.
Según cifras de Naciones Unidas, las mujeres y las niñas emplean más de 8 horas diarias recorriendo entre 10 y 15 kilómetros para recoger agua. En cada trayecto estas mujeres y niñas transportan entre 20 y 15 litros de agua.
Al celebrarse hoy el Día Internacional de la Mujer, que justamente apunta a resolver la falta de derechos de las mujeres, es preciso señalar que los daños ambientales pueden acrecentar esta inequidad y que se necesitan compromisos políticos para evitar que más mujeres sigan destinadas a ser las más vulnerables por el Cambio Climático.
Con información de FENTAP/ECODES
Los pobres son los más vulnerables ante el cambio climático. Es momento que quienes dirigen los países incorporen políticas para afrontar este evento.
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